Iván Domingo

Y es que cierto es: por otra parte a veces el enfrentamiento no hace falta buscarlo, te viene por todos lados muy a menudo bien solito —hasta lo habrás visto, o lo verás, en cuanto hayas hecho o quieras hacer algo «verdaderamente», positivamente.

Una cosa, entonces, muy sencilla, muy «sabida» por mucha gente, y que aboga nuevamente por la construcción, en añadidura a la necesidad de las estrategias que quieras o queráis: 

si no «cultivamos» ciertos motivos, de forma muy fuerte, si no nos convencemos, nos componemos de forma extrema, también, en torno a motivos para cierta «(r)evolución» (que va a la raíz de muchos aspectos (medicina, educación…))…, entonces, cuando lleguen «revoluciones»…, en «la ciudad» de la que hablas…, entonces…, por ejemplo…, "nadie" «del campo» va a tener mucha ilusión por llevarte lo poco que hay ahí de cultivos no ultra-dependientes de la «revolución verde» (química, etc., altamente destructiva y despilfarradora de recursos para hacernos depender de sus cadenas globales de distribución relacionadas con el proceso general de acumulación capitalista). 

Siempre te quedará cultivarlo en las ciudades, cuando sean liberadas, eso seguro, pero en un principio hay que componer y construir muchas cosas, me parece, antes; parece como si hubiera que volver todo el rato, desde terrenos que están aparentemente «muy atrás», al terreno de la crítica, la conciencia, la «concienciación», el saber, etc. 

En un mundo donde vemos que ya está tematizado, controlado —y en proceso de retroalimentación «supina»— el hecho de «saber hacer negocio» con los «shocks», hacer negocio de la destrucción sistemática…, ahí supongo que «hay que tener cuidado» con tal destrucción.




Más bien entiendo que te refieres a actos de sabotaje, a parar cosas, pues nuestro «raciocinio» irracional-capitalista también está ahí fuera, en los dispositivos…, en plan tiqqun (pero también en la onda en realidad del «decrecimiento»: y no me gusta por defecto la palabra, «decrecimiento», pero me parece que interpretándola desde el sabotaje sí: es la forma de interpretar más válida quizá, para empezar a pensar muy en general el tipo de «violencias necesarias» en este sistema). 

Sabotajes que materialicen en los dispositivos del imperio esas paradas, esa especie de «terreno para la "Verdad"»…, que nosotros mismos no nos queremos o podemos dar —tan imbuidos de «Poder» como estamos. 

Y en parte sucede quizá algo así como que hoy parece que no podamos ser otra cosa que unos paradójicos «conservadores»: conservadores de algo que casi ni siquiera existe. 

Tratar a eso que sabemos que tiene que existir de una forma muy conservadora (supongo que será la única manera de que verdaderamente se «destruya» algo). 

¿Revolución? A veces parece que es simplemente poderse largar donde haga falta, para con ello hacer posible el cuidado de esas cosas que no existen.

Parece como si tuviéramos un problema en general con esa especie de dislocación que existe a causa de la inmensa miseria que en parte compone nuestras formas de vida, por ejemplo:

autoexplotación brutal; 
interiorización brutal de las categorías económicas;
imposibilidad increíble de hablar de los conflictos, de lo que más nos importa; 
falta de «cuidados» generalizada; 
septicismo de las singularidades generalizado…

Esto es ya todo un contexto de destrucción.

Y, diríamos: «jo, es que…»: todas las destrucciones políticas si son revolucionarias será porque cargan con «mundos nuevos», eso desde luego, y entonces, es por eso que esa «novedad» rechinará y hace rechinar al espíritu de conservación de «lo viejo». 

El capitalismo es destrucción; ¿dónde está el mundo nuevo? 

Aquí no podemos nunca destruir de entrada ya más cosas.

¿Y cómo es pues «la revolución», en un mundo que tematiza la revolución constante de todo lo que pasa por delante nuestro?
¿Destruir más? ¿Cantar a la esquizofrenia sin siquiera saber lo que es?


Parar…

¿Tenemos que, eso que tanto se dice: empezar con cierta «destrucción creativa», digamos «interna»? ¿Resucitar todo «lo hippie», también, componer y recomponer?

¿Cómo se combinan todas estas «razones»?

Destrucción: 

donde tanta gente se inmola o en el pasado a ratos nos inmolamos en mercados de trabajo, que son cosas ya tan arrasadas, absurdas, destructivas, donde no hay ningún sentido más que el verlas venir y el cobrar dinero…, en esos contextos…: ¿qué significa «pedir destrucción» y anonimato, en un contexto donde la sociedad se construye sobre el presupuesto de «destructibilidad generalizada»?

¿Destrucción de qué?

Por un lado: ¡el capitalismo precisamente vive de la destrucción que supone el consumo! Y lo que estaba intentando expresar, pues es que ¡esa destrucción es constituyente de «nuestras mentes», ¡nuestros «espíritus»!
¡Y que el «anonimatismo» quizá tenga parte en eso!

Esa «destrucción mental»…:
la que supone para un «ser humano» que ha sido durante toda la historia alguien que usaba las cosas, que las aprendía a amar y con ellas aprendía a amar el mundo…, de la destrucción mental que supone mismamente verse «inconscientemente obligado» a tirar a la basura auténticas «joyas» útiles que nuestra civilización produce industrialmente para el simple desarrollo «del mercado» (un simple tetrabrik es una auténtica «joya»; mercado que puede ser el del reciclaje: ¿pero en qué mundo vivimos? En ninguno).

¿Cómo se aprende aquí a ser no-inhumanos? ¿«Anonimizando» qué cosa, la destrucción sobre la destrucción? 
¿Quizá estás diciendo de asumir la destrucción?

¡Destrucción es lo que ya tenemos todos los días, lo que hemos aprendido a ser diariamente! 

Las ciudades por todo el planeta parecen perfectos dispositivos para conseguir cierta «destrucción generalizada»: 

- manténnos entretenidos con lo que sea, bien ocupados con el estrés de la indeterminación del futuro, del no-trabajo…, encerrados en el no-medio de la ciudad, dependiendo del hilo del dinero…; cada uno en su cubil con sus conflictillos particulares sin saberse —ni querer ni por asomo— dar razones de nada, ya que hay que estar a la última del último Anuncio Publicitario disfrazado de Peli —o de la mierda que sea…,
- separa a la gente de «la producción» de los bienes más básicos, y déjales que sea el mercado quien guíe (un mercado previamente «asimetrizado» por nuestro devenir colonial),
- distribuye por todo el globo cadenas de, redundantemente, «distribución», altamente destructivas y despilfarradoras, para que fluyan las mercancías y la sangre de todo eso, el petróleo…, a ver si aturdimos a todo quisque lo suficiente…, y así vamos dando cada vez más progresivamente un control posible sobre los recursos más básicos, que conforman el «esto es así» de un sistema basado en las subsistencias y sobredeterminado por los movimientos del capital…, tomado en un devenir «global-bajo-control-del-capital-transnacional»…

¿Empezamos a poner datos aquí de lo que se destruye, mental, material, «relacionalmente», todos los días, con nuestra mera existencia de «pos-colonias», con ese quizá "lógico" sentimiento de culpabilidad, colonias que están sacando quizá los últimos rendimientos de un sistema que es ya un anti-sistema en sí mismo (y que de esa destrucción extrae valor) mientras el planeta entero se sigue tirando y se intenta tirar cada vez más por el retrete con las consignas del «crecimiento» económico?

Un ejemplo para que me entiendas hacia dónde quiero ir:

esos shocks por ejemplo; imagínate, que ante ti tienes una gran o pequeña «revolución». 
¿En qué consiste? 
Si antes de ella y tras ella, no nos hemos convencido y hemos extirpado tranquila y concienzudamente de todos y cada uno de nosotras aquel médico interno del que hablaba arriba…, no habrá valido para nada esa revolución en este aspecto. 
El sistema médico tal como lo conocemos podrá seguir su juego.

Tras esa revolución, todos seguiremos convencidos de que las bacterias y los virus son malos, de que la enfermedad es por definición mala, y de que necesitamos por fuerza alguien o un sistema por completo ajeno y tremendamente «sabio» y «científico» que nos cure, para así abandonarnos en las camillas a que ejecuten «protocolos» sobre nosotros. Seguirá vivo el Biopoder.

Y casi todo lo que lo compone es una inmensa mentira, por mucho que nos cueste extirparlo. 

Y hoy tenemos la «ciencia» para extirpar esto, no solo tenemos la intuición. 

Por ejemplo: 
tras los shocks (guerras por ejemplo, hambre…), estos shocks producen miedo a la muerte, a veces, en gran parte de las personas, en «la Historia».

Este miedo es quien está detrás en realidad de muchos «cánceres» de pulmón (y ese miedo también está detrás de muchos «cánceres» que, se denominan fatídicamente así, con otra de esas hipótesis jamás probadas de la medicina: «metástasis», tras el diagnóstico de algún «otro cáncer»).

Estos «cánceres» (proliferación de tejido dentro de los pulmones), que se dan en la fase vagotónica de un conflicto biológico de «miedo a la muerte» (como respuesta biológico-evolutiva a una amenaza enorme, siguiendo una especie de «sentido biológico»: de «aumentar esa función» tras el miedo), esos tejidos…, se «reabsorben» solos tras haber aumentado su tamaño; y ello ocurre además con la ayuda de nuestras amigas…: ¡las bacterias! En concreto las micobacterias…, en concreto ¡las de la «tuberculosis»!

Bien, ¿qué hacíamos nosotros hasta ahora y seguimos haciendo y pensando, nosotros que llevamos casi todos un médico interno bien acoplado, el del «sentido común», que es, en nuestro interior, el anidar de una ciencia básicamente infame completamente «naturalizada»? 

Decir que: es que la gente se muere de tuberculosis (todo por haber encontrado a este bicho, el pobre, en medio de ese embolado).

Ahí está nuestro médico interno trabajando:

- enemiga nº 1: «la enfermedad»: ¡pues no! No es así por defecto: 
en parte son procesos programados —evolutivos—, de lo que llamamos «biología»; y según programas básicamente en dos fases. 
Por tanto lo primero que hay que eliminar y se puede eliminar es el terror.

- las bacterias o virus son «malos», «caca»: y no, es justo lo contrario; si las eliminamos, en muchas ocasiones estaremos impidiendo que, como en este caso, se reabsorban tejidos.

- finalmente entonces tienes a «papá doctor», en ese afuera absoluto de «la Ciencia», que te buscará vacunas…, nuevas medicinas…, para cargarse más bacterias, etc. etc.

Es patente que esto está acabado, en las últimas, renqueante aunque dure un siglo más. 
Y para destruirlo también tendremos que conocerlo, destruirlo-dentro. Y sí, una destrucción de «nuestro sistema», en buena lógica, abriría espacios a estas verdades. O no. 

Pero, siguiendo con el tema: tras los shocks la industria puede hacer caja: 

una medicina en la que seguiríamos creyendo, equivocada de raíz en la mayoría de sus hipótesis, te seguirá diciendo que has muerto de tuberculosis (o seguirá tratando ésta con medicinas que ahora sirven básicamente para engordar las arcas de la industria capitalista), cuando en realidad lo que tenías es lo que se llama: «conflicto biológico» (o DHS).

Así, no creo que exista este "todo lo demás" en esta frase:

> pero realmente "todo lo demás" para mí ya es algo que me produce una mezcla de aburrimiento

La (r)evolución es, en este contexto de destrucción generalizada, para mí, fundamentalmente, un asunto de saberes y de su cuidado, de prácticas técnicas, de verdades con mayúsculas, y de su composición y su prosecución. 

Así que sigo votando porque no se difunda lo que haya de «necrosis» a veces en el automatismo «anonimatista». 

:)
¡salud!