Virginia

La conciencia va unida inevitablemente a un mayor conocimiento de uno mismo y de nuestro posicionamiento ante el mundo. En primer lugar, politizarse debería estar vinculado a una toma , cada vez mayor, de conciencia fuera de los criterios postulados y repetidos por el poder vigente: políticos, mediáticos, financieros, de mercado... Enfrentar a través de una conciencia crítica lo qué nos está pasando y por qué, cuál es nuestro grado de participación, voluntaria o no, en todo este entramado, a qué intereses responde. Realmente ¿vivimos mejor? Es cierto, tenemos más cosas, pero esta cosificación del ser, ha supuesto la pérdida precisamente de la propia esencia del ser. Ningún político de "nuestro desarrollado mundo" se atreve a hablar de frenar el crecimiento que nos está llevando al desastre ecológico y humano. El ocio no nos hace más libres, sino más consumidores de una felicidad artificial, generadora de sueños producidos por el mercado, que nos aislan y empobrecen. Vivimos una dictadura muy peligrosa escondida, enmascarada, por la benevolencia de las palabras, un mundo ficticio en el que la belleza ha sido desterrada por su sucedáneo virtual. ¿Es todavía tiempo de recuperar ese paraíso perdido de la autenticidad, de la honestidad?